Era lógico esperar que la tercera puñalada lo matase
pero ese viejo. Melancólico y patético. Sobrevivió
con la fe despedazada entre la fiebre y el asco
delirando en la tumba de quien lo engendró
crucificado en una impenetrable nebulosa de clonazepan.
Lunas decrépitas y cerveza
las noches fueron siglos y los siglos desgarrada letanía
la mañana lo envolvió en exaltación y desconcierto
hay sueños muy extraños
"la estupidez no tiene corazón"... Pensó.
una bruja de ojos glaciares pidiendo auxilio
le faltaba una pierna
el viejo respiró sin dolor después de tanta desolación
ella comenzaba a desaparecer.