Justo en el momento en el que se sentía arrinconado por sus propias inestabilidades anímicas y futbolísticas, Boca sacó a relucir su estirpe copera, venció 2 a 0 a Racing y se metió en las semifinales de la Copa Libertadores por tercer año consecutivo.
El alivio es gigantesco, y el clima del cierre de año es igual al del comienzo: con alegría y desahogo. De aquel 7 de marzo, cuando le arrebató la Superliga a River en los últimos minutos de la última fecha, a esta víspera de Nochebuena con un lugar entre los cuatro mejores de América.
Fuente: La Nación