
Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur materializaron a IKV por una única vez, con destacadas performances de Matías Rada y Francisco Fattoruso en la banda, que transformaron al recital en un paseo por mojones de una educación sentimental

Una única noche: esa era la consigna. Después de ocho años, Emmanuel Horvilleur y Dante Spinetta volvieron a unir sus anillos de gemelos fantásticos y materializaron a Illya Kuryaki & The Valderramos sobre un escenario. El contexto, un festival que ya desde el título, Buena Vibra, parece una burbuja, un refugio musical contra todos los males de la ciudad, del país y del mundo. Un muestrario del talento nacional, de la encantadora Juana Molina al hinpótico Marttein, de la electrónica potente de Evlay a la poderosa presencia escénica de Marilina Bertoldi, entre otros highlights. A ocho años de su último concierto, esta “burbuja en el tiempo” (Soda dixit), funciona como la confirmación de que los otrora enfants-terribles del rock argentino se transformaron en un faro para músicos de generaciones posteriores.